El hipersensible: es casi un estado patológico donde la bicicleta se convierte en un fetiche, símbolo de admiración y placer desviado.
Al principio parece un ser normal pero cuando al otro día del service vuelve porque hay algo que dice que no quedó bien, el mecánico empieza a sospechar. Herido en su identidad, el mecánico repasará lo hecho, pues en principio cree que pudo tener un error: puede que pruebe horas la bicicleta en búsqueda del acusado ruido, falla, desbalance, desajuste. No obstante, le cuenta al cliente todo lo que hizo casi como esperando un milagro. Será en vano. El ciclista la va a probar una vuelta manzana y al regresar va a confirmar el diagnóstico, no el de la bici, sino el que temía el mecánico: un hipersensible. Convertido en pesadilla, por más perfecta que esté la bicicleta el hipersensible siempre verá y sentirá cosas que sólo él puede ver y sentir. Para peor, ahora la novedad será no sólo que la falla continúa sino que en realidad antes del service no existía. Si el mecánico supiera de antemano a lo que se enfrenta jamás tocaría esa bicicleta.